junio 24, 2011

El regreso a la vida en tren.

Se va casi siempre repleto el tren de las 13.30 a Colonia Avellaneda. Empleados, estudiantes, agentes municipales utilizan y aprueban un servicio que volvió a la cotidianidad de los trabajadores con suma naturalidad.


El cielo ceniciento y la lluviecita pertinaz que arrastra el viento le dan una nota de melancolía a los primeros días de invierno. La sensación es más aguda sobre el andén todavía desierto poco después del mediodía. El vagón cultural desentona alegremente con el paisaje grisáceo y la cercanía de hierros y pastos, herrumbre y humedad. A las 13.15 sale el tren a Oro Verde y a las 13.30, la unidad que va hasta Colonia Avellaneda. 
Hasta ahora no hay nadie.  

Gabriel, de 23 años, estudiante, es el primero en llegar a la estación. Se recuesta sobre la pared descascarada y mira hacia el sur para ver si hay noticias de la máquina que lo va a llevar hasta su casa en Colonia Avellaneda. “Antes venía en colectivo o en bicicleta, ahora todos los días llego en tren y me voy en tren. A veces se llena y algunos tenemos que ir parados, pero el servicio anda bien y demora menos que el colectivo”, analiza. Además, y no menos importante, reconoce, “es gratis”. 


Gabriel está entusiasmado con el asunto de los trenes. “Yo quiero viajar en uno de esos”, dice señalando el vagón cultural, una máquina de las viejas, reparada y restaurada con criterio artístico.


Mujeres 
Comienzan a llegar los pasajeros. Mujeres con hijos sobre todo, también un inspector de tránsito, una chica sola, dos trabajadores que se alejan, una mujer cargada con bolsas y cartera. 

No hay lugar donde sentarse, no hay bancos. La gente se queda de pie en la galería, conversando, gastando el tiempo que falta para subir al tren.

Susana es empleada municipal, vive en Colonia Avellaneda y todos los días toma el de las 6 para llegar a Paraná a las 6.40. A veces vuelve con su hija que va al Colegio Nacional, a veces vuelve sola. “Ya nos conocemos todos los que viajamos, para mí la verdad es que es una solución, el tren es mucho más cómodo y más seguro que el colectivo”, plantea. 

Claudia también va hacia Colonia Avellaneda, pero ella tiene compañía: viaja con sus hijos Santiago, María Paz y Magida. Vienen en tren y se van en tren todos los días. Cuando llegan casi a las 6.40, los chicos caminan unas doce cuadras hasta la Escuela Sarmiento y ella se queda en su trabajo en un consultorio de Corrientes y la Paz. Los horarios le calzan justo.

Alejandra, en cambio, que trabaja en un comercio, sólo puede utilizar el tren de regreso porque los de ida le quedan o muy temprano o directamente tarde. “Tendrían que adaptar los horarios un poco más a las necesidades de los empleados de comercio –se queja–, además de extender el servicio por la tarde, que también vendría bien”.

Combinaciones
Todos los pasajeros subrayan la necesidad de ampliar el servicio en horas de la tarde e incluso durante los fines de semana.
A Cristina, por ejemplo, le molesta en alguna medida que el tren frene en cada paso nivel, muchas veces, para levantar gente que va de paseo. En ese sentido reflexiona: “Si el tren funcionará el fin de semana, por lo menos en un horario, eso se evitaría”. Por lo demás, el servicio, acepta, es una solución. Los pasajeros que esperan, la mayoría, también apuntan como prioritaria la idea de contar con el servicio el fin de semana, incluso como parte de la oferta turística de la zona.

Mónica y Carina conversan mientras sus hijos se aburren. Las dos son empleadas municipales y sus chicos van a la escuela en Paraná. Viven en el barrio 400 viviendas de Colonia Avellaneda. Ellas bajan en la estación y caminan hasta el trabajo, pero Francisco por ejemplo –uno de los chicos– se apura para llegar a calle Alem y alcanzar el colectivo que lo dejará en la Base Aérea. Combinar el tren con los horarios de los colectivos urbanos es una habilidad que los pasajeros desarrollan necesariamente, aunque no siempre funcione.

Un poco menos 
Susana va a Oro Verde, es una de las pocas que va a esa localidad en el tren de las 13.15. “Es una lástima que la gente no lo use un poco más, se llena cuando van delegaciones de chicos o excursiones para la Escuela Alberdi”, indica la mujer que todos los días utiliza el servicio ida y vuelta. 

Susana, que a diferencia de los pasajeros que van a Colonia Avellaneda ya paga el boleto al valor de un peso, reclama que hacen falta bancos en la estación, un lugar donde sentarse cuando se llega con tiempo o se demora la salida. “Sería lindo que también haya viajes los fines de semana”, plantea y subraya que no ha faltado un solo día a su cita con el tren, desde el último regreso. Ahora sube al tren y el tren se va.

Nota por Julián Stoppello de El Diario.

3 comentarios:

JOSE LUIS dijo...

NO PUEDE SER: COMENTARIOS 0 - AHÍ VA UNO, ESPERO QUE NO SEA EL UNICO, QUE SE ANIMEN OTROS.
DESDE BERNAL, BAIRES, VA MI RECONOCIMIENTO AL ESFUERZO QUE ESTAN HACIENDO PARA REINCORPORAR EL FERROCARRIL A NUESTRA VIDA Y, DAR VIDA NUEVAMENTE A PUEBLOS QUE FUERON DIFUNTEADOS SIN HABERSE MUERTO, POR POLITICOS INUTILES.
FUERZA, CON CORAJE Y TEZON VAN A RECONSTRUIR TODA LA RED DE F.C. DE ENTRE RIOS Y, VAN A UNIRSE CON LAS PCIAS. DEL NORTE Y SUR Y, LUEGO, CON EL URUGUAY AL QUE TANTO NOS UNE, SALVO EL FUTBOL.
ME ENCANTO VER LA NUNIDAD 003 PUESTA EN VIAS, ESO QUIERE DECIR, QUE VAN POR MAS Y, DE PROCEDENCIA NACIONAL - MATERFER Y TECNOTREN-
LOS GOBIERNOS Y LOS POLITICOS PASAN, LAS OBRAS QUEDAN PARA SIEMPRE, NO IMPORTA QUIEN LAS HIZO, AHORA HAY QUE AMPLIARLAS.
AL CARAJO CON LAS MUFAS, HAY QUE MIRAR PARA ADELANTE Y DESENTERRAR A LOS DIFUNTEADOS SIN CULPLAS.
CHAU, FUERZA Y CORAJE. ALGUNA VEZ ME GUSTARIA QUE ME ENVIEN UN CORREO DANDOME NUEVA BUENAS

JOSE LUIS dijo...

HAY UN NOMBRE QUE NO DBEN OLVIDAR NUNCA " YVAN "

Y VAN POR MAS.

SALUDOS

Anónimo dijo...

¿"El trensito", pasara a ser usado para otro ramal cual serà su destino?.