julio 07, 2011

Añorando el paso del tren.

Por M. Benitez, FM Cien Federal / Como tantos parajes y postas de tiempos idos, para algunos inmemoriales, construidas y desarrolladas a la vera de las vías donde fueron creciendo con el paso del histórico tren, el Apeadero "Don Gonzalo" es una muestra más de la rica historia de nuestro Departamento Federal, en donde hombres y mujeres sembraron su granito de arena para el desarrollo de nuestros pueblos entrerrianos. 

Apeadero Don Gonzalo (Ramal "Paraná-Federal").

Hoy su imágen no es la mejor, abandonado en más de dos décadas, con pastizales y vías tapadas por la maleza, espera florecer con la buena nueva de la posible vuelta de las ahora modernas máquinas coche motor con sus vagones para pasajeros, con el renacimiento del nuevo ferrocarril. 
El paso de los años si bien no logró vencer y derribar como en otras paradas la construcción legendaria, antigua, esta se mantiene imcolunme, firme como reparo de aves, zorros o especies de la zona, la ruta y los caminos polvorientos por supuesto no favorecieron nunca al crecimiento de esta parcela habitada por entrerrianos, sin embargo todavía hay lugareños que recuerdan su historia viva. 

Viajamos al lugar y entrevistamos a Elida Sigel, hija de Don Juan José Sigel quién se radicó a principios de los 70 con un Almacén de Ramos Generales, carnicería, bar, había venta de mercaderías, artículos de tienda, venta de faroles zapatería, artículos de farmacia y todo lo necesario para sobrevivir. Cuenta la Sra: Elida que "en aquellos tiempos, venia gente de todas partes a comprar acá, especialmente en la carnicería, la carne era muy barata, y en el tren llegaban de Federal o Concordia, sabían bajar hasta 50 personas, se venían de Colonia La Selva, Conscripto Bernardi, Campo Grande, Yeso, de La Paz, Estancia La Esperanza, Estancia Santa Catarina, era un movimiento increible, todo eso desapareció junto con la muerte del tren", dice recordando tiempos idos, luego nos cuenta. "Mi papá tenía una cancha de Bochas, de fútbol y también una pista para carreras de caballos, eran entretenimientos permanentes esos, llegaban de muchos lugares a correr, también en esta zona Juan Soto tenía una Almacén y bar del otro lado de la vía, donde ahora se edifico la escuela nueva.

"Una vez descarriló el tren y fue toda una novedad en el Apeadero...", hace una pausa, toma un mate dulce y sigue hablando.., "pasaba de mañana el que venía de Concordia rumbo a Paraná como a las 9:00 y volvía como a las 12:00 y despues tipo 16:00, y retornaba cerca de las 21:00".

Elida sabe que esta es una nueva esperanza, de ver florecer el lugar, sin embargo tomó la noticia con desconfianza, no esta segura que el ferrocarril vuelva a funcionar, a pesar de la modernidad que hoy nos invade, todavía en esa zona muchos no tienen ni energía eléctrica, ni televisión, menos aún computadoras, ni leen diarios, solo se informan por las radios, entonces me reformula la pregunta: ¿Ud. esta seguro que volverá el ferrocarril?, trato de ser optimista y logro sacarle una sonrisa de su rostro blanco, con ojos claros, casi celestes como el cielo y su pelo rubio medio enrulado, entonces me invita otro mate y me cuenta: "sabe que una vez llendo a Sauce de Luna frente al paso nivel cerca de la propiedad de Minetti vi una luz muy fuerte que se me posó sobre el auto y no arrancó más, tuvieron que venir a buscarme, cuando lo vieron se le había agotado toda la batería que era nueva, no se como pasó pero fue algo que nunca jamás he podido olvidar". "Al tiempo llendo para Bernardi me ocurrió lo mismo cerca del Peral a unos 3 kms. del Apeadero donde esta el molino, con el estanque grande de agua, no se si Ud. paso por ahí, se me apareció de nuevo esa luz, muchas veces no lo cuento bien porque la gente se me rie, pensarán que es broma o que estoy loca, pero a muchos les ha pasado...". Ahh, respondo.. "¿que será...? le pregunto, "algo como un plato volador lo que vió", y ella me contesta: "la verdad no se precisarle...". ¡No hace falta igual que siga!, le digo..., ¡porque yo estoy ya muerto de miedo!, y vuelve a reirse. 

Inmeditamente cambia de conversación y menciona a Florencia Rabagmian viuda de Giaboni, Mari Zamberro de Sinclair, a José Luis Avalos, Juan Sigel, a los Arredondo, Benigno Insaurralde, Maruca Saucedo, Mabel Arredondo, la familia Medina, Fleitas, todo pobladores de esa región, muchos de los cuáles decidieron emigrar a otros destinos, y reflexiona: "parece mentira los años que han pasado, sin embargo quedamos postergados y para muchos olvidados en esta parte, nunca más fue como cuando existía el tren, cuando llueve es imposible salir de acá, salvo a caballo de lo contrario quedamos aislados, antes eso no nos pasaba. En ese momento la llaman.., ya es hora de que siga en el campo con sus tareas, con sus labores, se nos termino el recreo y también la hemosa charla, nosotros la despedimos, prometemos otro encuentro y seguimos viaje rumbo a otro destino, para seguir indagando en la rica historia del pueblo federalense.

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